lunes, 16 de abril de 2018

Campeones


Aviso a los espectadores ensimismados: esta película es de las que deja buen sabor de boca al público masivo, creo que a prácticamente todo el púbico que paga en taquilla. El film tiene miga, pero no se le nota, sólo alardea de buen rollo. Un hándicap –sobre todo en España- que se resuelve desprendiéndose del profesionalismo a tiempo completo o la cinefilia militante. Una ocasión de oro para recuperar la mirada limpia de cuando no jugábamos a ser críticos “sí, pero…”.

Hay pocos elogios comparables para una película positiva como el de “salir siendo mejor de como entraste”. Campeones consigue eso, lo que me parece -de lejos- su mayor triunfo.


Rodar con discapacitados intelectuales es un reto inolvidable, he podido comprobarlo en persona: Les encanta la cámara, pero para decir la verdad, y encajar eso a Cine no está al alcance de cualquiera. Seguramente, Fresser era el único director español posible para una aventura como ésta, gracias a su habilidad para sortear con mucho humor los más nutridos campos de minas.

Además, tiene a Javier Gutiérrez, que no sólo dice, sino que escucha como pocos. Basta una primera sesión de entrenamiento baloncestístico (cuando ya hemos visto lo cabreado que está con la vida, en un arranque preciso y espectacular), para comprender que es el actor que esta historia se merece, y que nos pondremos en su piel inevitablemente, mientras la risa y la emoción se acumulan sin descanso y sin agotarte.

Porque no es el único entrenamiento y porque, para competir, tienen que viajar a ciudades que no son la suya, lo que constituye otro filón ideal para Fresser.



El guión, no sé si inicial o modulado en el mismo rodaje (lo que es muy posible), es de los más divertidos que recuerdo en lo que llevamos de siglo. Transparente, enfocado, pero habilísimo para el gag, avanza con el equipo y su entrenador inseguro e impaciente, pero sin olvidarse de la grada: esa madre sarcástica, esa media naranja “en el buen sentido”, ese jefe de centro cultural, ese tendero maniático.

Hasta las concesiones al “mensaje” (pocas y seleccionadas) son demoledoras, porque se ruedan a corazón abierto y con mucho aplomo. Así las cosas, el nudo en la garganta, el zasca a nuestro cinismo, son incontestables.

Para qué darle más vueltas a la pelota. Id a verla y pasadlo bien.

4 comentarios:

  1. muy divertida
    y emotiva

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  2. Hoy la fuí a ver con mi hijo de 10 años, estupenda película, grandes mensajes sacude cinismos y planta pies en el suelo, todo el que vaya a verla saldrá con un buen sabor de boca sin duda, con algunas mariposillas en el estómago y cuestionándose quizás si podría ser mejor persona.
    Una película para ir a ver y si es en familia mejor.

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  3. Pues en efecto es excelente. Gracias Fernando por recomendarla

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