martes, 17 de octubre de 2017

Fe de Etarras


No es profunda, aunque sí clarividente (qué nivel ideológico el del comando, qué profusión de banderas que hasta hoy se tomaron más por lúdicas que por sentimentales).

No es espectacular, pero tampoco puede serlo, ni por planteamiento argumental (cuatro pringaos en un piso), ni por presupuesto (Netflix se lo toma con calma, sobre todo en lo que no considera suyo… todavía).

No es brillante, ya conocemos los chistes sobre gula, chapucería y geografías excluyentes, aunque sí graciosa (esa conversación sobre parejas y mediaciones…).

Gente con criterio echa en falta el respeto a las víctimas, pero en esta historieta no las hay ni son objeto de reflexión, debate ni gag. Su ausencia no me parece irrespetuosa, ese tema lacerante necesita otra película.

El mundial de fútbol está mejor utilizado que en La gran familia española, pero tampoco mucho. Ese tema épico necesita también otra película (que Netflix, de ganarlo EE UU, ya hubiese hecho).

El reparto es muy bueno, pero la superficialidad estrictamente cómica obliga.

Sólo hay a mi juicio dos momentos de gran película, el principio y el final-previo-epílogo, con Ramón Barea dando miedo y un consejo sobre balas que se le aplica a rajatabla.


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