viernes, 14 de julio de 2017

Casi leyendas


Ésta es de las que en el mundo hispano, cuando la realiza nuestro propio cine, no nos la creemos, pero cuando la hacen los anglosajones se puede tolerar y a muchos hasta les gusta.

Un ejemplo clarísimo de lo que hace un reparto carismático por universal (o sea, de Hollywood) y un presupuesto gordo, por una historia blanda que se vuelve más buenista a medida que avanza su metraje.

La vi hace pocos días, en Netflix, y los momentos de humor propiciados por la sinceridad sin edulcorar del personaje de Segura son en su mayoría buenos. Peretti es un intérprete notable, pero le toca una de las vertientes del guión que más se azucara (salvo que comparta plano con Segura). Y el que hace de guapo…, vaya, no es Darín.

Con un guión más medidito y una dirección y montaje finos, les hubiera quedado mucho mejor (hubiera sido otra película, claro). Aunque ya digo, los norteamericanos (y algún actor inglés, para ponerle especias), son los verdaderos reyes en esto del “cuando tiramos de bondad, se os saltan las lágrimas”.

En salas, por descontado, no la vio ni el tato. 
Ni yo.

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