martes, 2 de agosto de 2016

Cine hotelero



No es ningún hallazgo trasladar aquí que los canales contratados por los hoteles de medio mundo nos ofrecen lo más granado del cine reciente con desparpajo de novedad irrenunciable y exclusiva: las de Jason Statham, todas intercambiables (puedes construir tu propia peli de Jason zapeando y el bodrio encajará sin mayor problema); San Andrés o Divergente (alguna de ellas, ¿o era de Los juegos del hambre?), recordándonos soporíferamente que todo está a punto de estallar y lo que vendrá tras el estallido; unas cuantas sobre crimen, narcotráfico, corrupción y ciberterrorismo, de enjundia mínima y soluciones a tiro limpio (o a hostias, si se acaba la munición); varias comedias –románticas o no- protagonizadas por gilipollas del primer mundo, de ambos sexos; algunas de Bond (ConneryMoore), como lo más parecido a clásicos del 7º arte;… en fin, un planazo cinéfilo de cinco estrellas.

Si pasas alojado los días suficientes, en algún momento caerás en Notting Hill, que es a los hoteles lo que Pretty Woman a Televisión Española: un caramelo recurrente, pero que nunca falla. No hay como verla entre tanta balacera frívola y destrucción de edificios, mobiliario y vehículos a motor (que no falten helicópteros), para darte cuenta de lo deliciosa que puede resultar en su superficialidad bienhumorada al más puro estilo british.

Dentro de nada vuelvo a las habitaciones con número en la puerta y llave magnética. Espero que pongan Notting Hill

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