jueves, 4 de diciembre de 2014

2014, últimos metros.

Ahora que nos metemos en el último mes y pronto empezarán los resúmenes destacados, las listas con lo mejor y lo peor, en fin, esa clase de cosas que se estilan terminando el año, he rescatado un artículo que publiqué hace algún tiempo en la Revista Tarántula.

Las 30 películas más esperadas del 2014



Hay un video en youtube con un millón doscientas mil visitas titulado Las 30 películas más esperadas del 2014 cuya autoría de montaje desconozco, pero que da una perfecta idea de lo que nos están proponiendo por tierra, mar y aire como CINE imprescindible en los tiempos que corren.

No hace falta decir que entre las seleccionadas (estadounidenses en proporción abrumadora), hay varias de súper héroes, varias en la órbita de apocalipsis planetario –con o sin monstruo-, unas cuantas de acción rabiosa que parecen meros spots de la industria armamentística -probablemente lo sean-, algunas fantasías de mucha batalla y destrucción, un par de guiños a la velocidad de los coches de carreras ilegales y así hasta 24 de las treinta. La también incluida Interestelar de Nolan, por comparación, parece una suave y bonita historia de gente casi corriente.

Los autores de la selección consideran también “esperadas” las familiares Río 2, Cómo entrenar a tu dragón 2 Maléfica (o Bella durmiente 2). Para cerrar la lista, un par de aportaciones europeas, la de Lars Von Trier sobre ninfomanía variada y la española Rec 4: Apocalipsis.

Todo muy cercano, todo muy cálido, todo muy significativo. Historias con hondura, equilibradas y bellas, que hablan al corazón y a la cabeza del espectador, que despiertan su sensibilidad, que lo humanizan.

Por eso se han estrenado y se seguirán estrenando películas como éstas con gran número de copias en todos los países del mundo y con abundante publicidad. Sería una pena que nos las perdiésemos: Necesitamos acercarnos gracias al cine a nuestra condición humana, a las  contradicciones de nuestra naturaleza, a la complejidad de nuestras sociedades, a la riqueza de nuestra cultura, a nuestras miserias y corajes cotidianos, a nuestros miedos y esperanzas.

Y para hablarnos de todo eso, quién mejor que Lobezno y sus puños llenos de cuchillas.


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