martes, 25 de marzo de 2014

El gran hotel Budapest



Ser director de cine y al mismo tiempo autor es algo difícil de conseguir en la industria estadounidense. Como te descuides, para poder hacer algún juguete con tu sello te obligan a filmar una de superhéroes (o la mitad de la franquicia) y acabas perdiendo el norte como Burton y Nolan.

Creo, sin embargo, que Wes Anderson quedará exento de semejante prueba. Su firma, elogiada y excéntrica, no parece admisible o adaptable a proyectos ajenos a ese universo suyo que oscila entre la línea clara del cómic belga, la originalidad literaria a lo Gómez de la Serna y la paleta vintage que se deriva de lo anterior.

Con esas referencias, más o menos conscientes, se ha divertido en El gran hotel Budapest. El lugar perfecto para zambullirse en todos sus tics de estilo y no parecerse a nadie, trabajando en ello esforzadamente. Y ese es para mí su “pero”, que se le nota el esfuerzo, aunque yo creo que él mismo quiere que se note.


Con un reparto que solo Allen se podría permitir, Anderson construye un relato pizpireto en escenario fin de siècle con conserjes dedicados, aprendices de botones, huéspedes y asesinos, herencias y ejército, en tono humorístico y artificioso, pero bonito de ver. Algunos momentos inspirados, varios gags con verdadera gracia y mucha dirección artística convierten la película en algo disfrutable, pero la necesidad de ser fiel a la propuesta (y deslumbrar con ella), lastra el conjunto alambicándolo en todo momento, lo que favorece a ciertas escenas e incomoda en otras. Pero que, sobre todo, pone al descubierto la poca sustancia que la historia encierra, en realidad.

No creo que Anderson conozca a Gómez de la Serna, pero debería repasar el cine de Neville y hacerse unos remakes de La vida en un hilo o El último caballo, a ver qué tal.

2 comentarios:

  1. Me alegra leerte, Marañón. No he visto esta película pero "sustancia", lo que se dice sustancia, como dices, dudo mucho que tenga. Lo que sí tendrá, a borbotones, claro, es "estilo". Qué remedio.

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  2. Pues una de Wes Anderson que se parece a las de Wes Anderson
    qué esperabas

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