lunes, 7 de octubre de 2013

Gravity


Alfonso Cuarón es un director impredecible que lo mismo rueda la inclasificable Y tu mamá también, que se apunta una de Harry Potter (no recuerdo la entrega, me descolgué pronto de las historias mágicas de Hogwarts), que otra cinta anticipatoria de apocalipsis social como Hijos de los hombres. Visualmente flexible y temáticamente versátil, no es fácil de identificar como autor, salvo quizá por una corriente de tristeza/esperanza que recorre siempre sus historias y personajes.

Sandra Bullock es una actriz de rentable pero irregular carrera que debe algunas de sus rachas menos valoradas a éxitos de taquilla que la encasillaron hasta la nausea, aunque ha demostrado en muchas ocasiones que se desenvuelve bien en cualquier terreno, la acción, el policíaco, la historia literaria, el drama judicial, la película deportiva,... Era en cualquier caso una elección arriesgada para una película de dos personajes donde el suyo cobra más y más importancia a medida que progresa la narración.

Lo de George Clooney es caso aparte. Lleva 15 años armando una carrera que no tiene igual en Hollywood, en la que combina el olfato comercial con la premisa de que el espectador es un ser inteligente, sea cual sea el género de película que decida ver en pantalla. Seguramente su intervención en el proyecto ha conseguido que viese la luz después de cinco años de esfuerzo económico y técnico.

Y así llegamos al lugar que interesa, a 600 kilómetros de la Tierra. Ese escenario que solo está al alcance de la capacidad industrial de Hollywood, aunque a menudo lo malgasten sin una pizca de pudor. No es el caso. Cuarón tiene una historia sencilla, rebosante de humanidad y de apasionante desarrollo que requiere de nervio para ser contada y un esfuerzo colosal en su rodaje. Pero sobre todo, sentido del equilibrio, para que la espectacularidad de lo que ves no devore al interés por lo que pasa. Para que importen tanto los astronautas como lo que sucede alrededor de sus escafandras.

Cuando se proyectó en San Sebastián, un amigo dijo que la película redescubría el sentido iniciático del cine ofreciendo ante nuestros ojos algo que "no solo no habíamos nunca visto antes sino que ni tan siquiera nos imaginábamos que existiera". Y así es. Esta película (en la que se justifica como en pocas el visionado en 3D), te hace sentir ingrávido y te arrastra entre transbordadores, basura espacial y el luminoso paisaje terráqueo que aguarda en la distancia con la misma emoción, rabia o miedo que el que sufren los protagonistas de la epopeya.

La semana que viene es probable que estrenen otra con un par de agentes de la DEA jóvenes y molones, disparando contra todo lo que se mueve. Es decir, que el planeta seguirá girando. Pero allá arriba, donde el sonido de los disparos no se oye, otra naturaleza humana y fílmica se despliega para remover nuestra sensibilidad cada vez más atrofiada, para provocarnos algo de tristeza y algo de esperanza.


5 comentarios:

  1. Pero hay que ver que desorden tiene todos dentro de las naves!!

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  2. ¡¡La Bullock me gusta!!
    ¡¡Punset, dame una explicación!!!

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  3. Transmitiendo a ciegas: gran partido a poco guión

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  4. Alucinante 3D. La historia menos, aunque seguramente es la que debe ser. lo de l niña aún estoy mascándolo.

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