viernes, 9 de octubre de 2009

Ágora


Será muy difícil para el espectador de taquilla sustraerse en la valoración de esta película a los titulares que la preceden: "la más cara", "con estrellas internacionales", "feminista", "la razón contra la intrasigencia religiosa"...

Todo eso está ahí pero, afortunadamente, la película lo sobrevuela con su resultado en pantalla. Hay dinero, hay una gran mujer atípica para su época encarnada por la bella Rachel, y un discurso donde el fanatismo es el villano y el conocimiento el mártir. Pero todo está bien contado, con claridad y sentido del espectáculo. Un poco al estilo de Spielberg, que le pone brocha gorda a la tesis de partida y pincel a los detalles.

Una carencia llamativa, no sé si intencionada, es la falta de mujeres entre los secundarios. Si sólo había una mujer en Alejandría y no le iba el sexo, aquello no podía terminar bien...

Aún así, creo que el guión es bastante sólido salvo en algunos aspectos relativos a la evolución de los personajes. Sobre todo, en lo que se refiere al esclavo, que pasa con precipitación del interés por la ciencia (provocado por la admiración/amor hacia su ama) al garrulismo oscurantista de las gentes de un sólo libro, que son los talibanes de cualquier época y lugar. A Orestes le veo dibujado con más precisión, es un romano instruido pero decadente que piensa que su cuna y el sillón con leones en el que se sienta bastan para mandar sobre un hervidero de odios como el que tiene alrededor y sólo su pasión no correspondida por Hipatia le hace mojarse. Me parece creíble.
Dicen que entre la versión de Cannes y la que estrenó aquí hay 15 minutos de tijeretazo. Nunca sabremos si ahí están los minutos que dan más fluidez a la motivación/evolución de cada personaje.

Pero hay que reconocer que Amenábar tiene mucho talento. Y algunos momentos son de clásico:

- Rescatando rollos en la biblioteca: Hipatia "coge sólo los libros importantes, deja las obras menores" - Discípulo "¿cuáles son las obras menores?"

- Hipatia a su antiguo alumno Sinesio, explicándole que él, como hombre de fe, no puede tener dudas, mientras que ella, mujer de ciencia, tiene que dudar.

- Orestes pidiendo a Hipatia que se convierta, porque sin ella no podrá ganar a Cirilo. "Orestes, él ya ha ganado".

En cuanto a la factura de superproducción, la tiene como la que más. Se ha gastado bien la pasta sin emborracharse con ella. Respecto al trabajo digital, me parece sobresaliente, porque apenas se nota.

En fin, que cuántos quisieran. O lo que es lo mismo: le van a despedazar.

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