domingo, 14 de junio de 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres


La adaptación sueca de la novela sueca parece una adaptación americana de una novela americana. Y tiene mérito, porque según se dice esto era una serie de televisión, por supuesto sueca (¿alguien ha visto una serie de televisión sueca últimamente?). Vamos, que un poco de tijera por aquí, un reparto profesional, un best seller arrollador abriendo brecha… y pleno al 15.

El libro de origen no es El código da Vinci (afortunadamente), ni El silencio de los corderos (por desgracia). En realidad, remite más a aquellos novelazos de Harold Robbins con sexo y finanzas, pero rebozado en violencia de género versión psicopatías, rancia familia rica y cabrona y un periodista intrépido como base. Lo bueno es que a esa combinación, no demasiado original, se le incorpora un personaje nuevo lleno de garra. Sí, amiguitos, Lisabeth la freak.

Y la prueba de que ahí está el meollo es que en la película sucede lo mismo. Todo está un poco visto, pero ahí está ella para enmascararlo, dignificarlo y casi elevarlo a gran película (que no, que no es tan sueca).

En fin, el que se haya leído el libro para ver de qué han prescindido y el que no lo haya leído y le dé pereza, para estar al día en poco más de 2 horas.

Se van a hinchar.

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